sábado, noviembre 22

Un'altra persona.

Él

Cincuenta y tres años pasaron y aquel chico que corría por las calles con el pelo largo ya se ve hoy con algunos trazos entrecanos. Una cosa que se puede decir de mí es que después de medio siglo aún tengo problemas cuando necesito decir algo sobre mi mismo, pero cuando me entusiasmo, aún también me voy a lo lejos. Dependiendo de lo que están hablando, me olvido de cuando debo callarme.

Bueno, de niño, podía ser visto en mi casa con mi madre y mi padre, o cercano, jugando con mis amigos. Iba a la escuela todos los días, en algunos años por la tarde, pero en la mayoría, por la mañana. Siempre me gustó comenzar el día temprano, por lo más que a veces quería quedarme en mi cuarto.

En la adolescencia no fui el más rebelde de los chicos que existían. Era ya, al contrario, una persona reservada; no me gustaban las fiestas todas las noches o las borracheras todos los fines de semana. Era uno de mis hábitos estudiar siempre, pero sin exageración. Fui un buen alumno, no era brillante, pero no era un holgazán. Nunca tuve problemas con mis profesores por esos asuntos.

Recibí en la escuela secundaria con buenas notas, a pesar del hecho de que no me gustaban todas las cosas que estudiaba. Con dieciocho años intenté las pruebas de acceso a la universidad. No lo logré por primera vez, entonces empecé a estudiar en la escuela técnica. Estudié Química por un año y medio. Hice las pruebas de acceso otra vez y pasé en algunas universidades, pero no podía costear mis estudios en São Paulo o Bahia. Había intentado el curso de Ciencias Biológicas hasta cuando mis tías me aconsejaron a intentar Letras, ya que las lenguas extranjeras me encantaban mucho y era algo en que siempre lograba resultados muy buenos. Entonces, fue en mi tercer intento que elegí Letras. Si tuve suerte o no, no lo sé. Pasé en dos ciudades diferentes y me vi en una situación difícil: Tendría que elegir entre las lenguas y los peces y entre mi familia y mi ciudad y una vida completamente diferente en un lugar más de mil kilómetros lejos de allí. Bueno, las lenguas y mi hogar vencieron. Al fin, fue un acierto mi elección.

Zambullí en un área nueva con muchos desafíos en el camino. Fueron varios años de mucha lectura, muchas investigaciones y mucha diversión. Sí, diversión. Reía mucho, todos los días. Tuve problemas como los tendría en cualquier curso o lugar, pero siempre con algo divertido por recordarse.

Años pasaban y seguía descubriendo cosas diferentes de aquellas que solía conocer. Aprendí a comprender mejor a las personas, visité muchos sitios distintos, estudié varias lenguas, tuve mis amores, un montón de todo. Seguí con mi carrera además de, a lo largo de los años, darme cuenta de que mi tiempo para el ocio estaba disminuyéndose. Logré conciliar las partes, no quería quedarme solo hasta el fin de mis días.

Después de algunos años buscando a alguien que me fuera especial, me casé con una mujer que lograba entender un poco de lo que pasaba en mi mente. Fue con ella con quien tuve mis hijos y pude construir la familia que tengo hoy.

Cincuenta y tres años pasaron y este hombre que camina por el pasillo se siente feliz pero aún con mucho por hacer, aprender y, porque no, amar. Quien me conoció en mi juventud sabe que he cambiado mucho. Saben que escribo los hechos, solamente los hechos...

1 comentario:

Elzimar dijo...

Creo que al elegir las lenguas, diste en el blanco. Qué tengas éxito!