domingo, julio 25

Recapitulando

Dos años después de la creación de este blog para que yo desarrollara mis competencias básicas en español, es que me ocurre la oportunidad de enseñarlo a otras personas.

Después de un semestre que igual espero que jamás lo tenga, no estaba sintiéndome confiado a hacer algo serio como eso de enseñar el epaniol. Por supuesto que habían otros motivos que me dejaban así, aunque mi papel como alumno fuera el más importante. Vi que mi plan para el semestre fue un horror. Además, las «sorpresas» que tuve principalmente en junio casi acabaron con todo el semestre.

Sin embargo, tengo conciencia de que he aprendido mucho, especialmente en los últimos niveles, y que ahora tengo ganas de tener un semestre muy provechoso trabajando con español en el nivel más básico del curso.

A ver si mis alumnos estarán con las mismas ganas... mwajajajaja

Preparad vuestro tiempo... ¡lo vais a necesitar!

jueves, marzo 4

En España se habla así...

En Chile así... en México así... en Argentina así...

Este enlace me ha sorprendido por la cantidad de ejemplos y conceptos de muchas palabras que pueden traerle problemas a alguien despistado... como yo.

En este sitio hay palabras que presentan sentidos distintos en relación con la región del mundo hispanohablante.

A continuación, un ejemplo de los más conocidos para demostrároslo.

mamón
o en Chile: (sust./adj.) persona adulta que continúa viviendo en casa paterna. No creo que Carlos se vaya a independizar nunca: ese mamón ya tiene 35 años y vive feliz en casa de sus padres.
o en Colombia: (adj.) fastidioso, irritante. La película estuvo muy mamona; me quedé dormido y no vi el final.
o en México: (sust./adj.) ridículo, cursi, exagerado, antipático. Le vo' a romper la jeta a ese pinche mamón si sigue riéndose de mí.
o en España (sust./adj.) 1) mezquino. ¡Qué tío más mamón! Se entretiene haciéndoles malas pasadas a todos. 2) malvado, sin escrúpulos (término menos fuerte que “cabrón”). Jacobo es el mamón que me robó a mi chica.
o en Uruguay: (sust./adj.) adulador. Vo... ¿quién fue mamón que le dijo al Tito que cantaba bien?

http://www.jergasdehablahispana.org/

Lengua Española V

¿Aún hablo español?

Después de la aventura que fue el último semestre, el nivel que me presentará los contenidos de forma más profundizada y avanzada podrá ser dos veces peor si no me pongo listo desde ya.

Esperemos por las escenas de los próximos capítulos. Por lo menos ¡la profesora tiene paciencia!

sábado, abril 11

Al Astoria

siempre serás
bienvenido a este lugar
a mi lista de obsesiones
de nombres a olvidar,
cómo recordarte
sin mirar atrás,
yo nunca olvidaré el último vals
(fragmento de «El Último Vals»)


Tengo aquí dentro de un vaso la primera ola de aquella mañana
Tengo en uno de mis rizos el ritmo del tango que siempre bailabas

(Fragmento de «Inmortal»)

Hace mucho tiempo que no posteo aquí, pero quiero seguir con lo que había empezado. He mostrado aquí algunas pizcas de regiones españolas que muy probablemente no las conocíais. Sin embargo, antes de volver a hablar de una región específica, voy a mostraros un poco de un grupo cuyos integrantes son en la mayoría del País Vasco (la próxima región que voy a presentaros).

La Oreja de Van Gogh es un grupo de pop español de Donostia-San Sebastian. El nombre es un referencia al famoso pintor expresionista, Vincent Van Gogh, que se cortó el lóbulo de su oreja. Sus canciones son conocidas por las letras y musicalidad poéticas. Los temas suelen ser la amistad, el amor y todo más que puede ocurrir en los relacionamentos. Desde el primer álbum «Dile al Sol», han vendido más de seis millones de copias en todo el mundo.

En noviembre de 2007, la vocalista principal, Amaia Montero, anunció que saliría del grupo para empezar una carrera solo. Sus sustituta, Leira Martínez, fue anunciada en julio de 2008 junto con el nuevo single da la banda, «El Último Vals», del álbum «A las cinco en el Astoria» que fue sacado a la venta en 2 de setiembre de 2008.

Con «A las cinco en el Astoria» escrito decidieron retroceder una década en el tiempo y buscar, como ya hicieron antes, a alguien que pusiera la voz en el grupo. Siempre han sido un grupo, una banda, así que, en vez de buscar sencillamente una cantante, se empeñaron en encontrar a un quinto miembro de La Oreja de Van Gogh. En el grupo siempre han tomado decisiones a partes iguales y entendían que era fundamental para ellos que quien entrara, al igual que el resto, fuera una fuente de ideas. Por un amigo en común y después de conocer a mucha gente, se pusieron en contacto con Leire y apenas bastó un instante en su local de ensayo para sentir que la búsqueda había terminado: volvían a ser cinco.

El verano de 2008 fue crucial porque convivieron personal y musicalmente en Du Manoir, en Francia, un estudio legendario para ellos donde han grabado muchas otras veces. De allí salieron con su quinto disco bajo el brazo y con la sensación de que íban a vivir un nuevo comienzo. Casi doce años después, con su pasión intacta, han aprendido algo fascinante: la música trasciende a las personas y no conoce nombres ni apellidos.

Te encuentro la cara gracias a mis manos
Me vuelvo valiente y te beso en los labios
Dices que me quieres y yo te regalo
El último soplo de mi corazón
(fragmento de «Jueves».)


Ved a sus vídeos.

El Último Vals

Jueves

Inmortal

Las letras de estas canciones se pueden leer en sitio oficial del grupo.

sábado, noviembre 22

Un'altra persona.

Él

Cincuenta y tres años pasaron y aquel chico que corría por las calles con el pelo largo ya se ve hoy con algunos trazos entrecanos. Una cosa que se puede decir de mí es que después de medio siglo aún tengo problemas cuando necesito decir algo sobre mi mismo, pero cuando me entusiasmo, aún también me voy a lo lejos. Dependiendo de lo que están hablando, me olvido de cuando debo callarme.

Bueno, de niño, podía ser visto en mi casa con mi madre y mi padre, o cercano, jugando con mis amigos. Iba a la escuela todos los días, en algunos años por la tarde, pero en la mayoría, por la mañana. Siempre me gustó comenzar el día temprano, por lo más que a veces quería quedarme en mi cuarto.

En la adolescencia no fui el más rebelde de los chicos que existían. Era ya, al contrario, una persona reservada; no me gustaban las fiestas todas las noches o las borracheras todos los fines de semana. Era uno de mis hábitos estudiar siempre, pero sin exageración. Fui un buen alumno, no era brillante, pero no era un holgazán. Nunca tuve problemas con mis profesores por esos asuntos.

Recibí en la escuela secundaria con buenas notas, a pesar del hecho de que no me gustaban todas las cosas que estudiaba. Con dieciocho años intenté las pruebas de acceso a la universidad. No lo logré por primera vez, entonces empecé a estudiar en la escuela técnica. Estudié Química por un año y medio. Hice las pruebas de acceso otra vez y pasé en algunas universidades, pero no podía costear mis estudios en São Paulo o Bahia. Había intentado el curso de Ciencias Biológicas hasta cuando mis tías me aconsejaron a intentar Letras, ya que las lenguas extranjeras me encantaban mucho y era algo en que siempre lograba resultados muy buenos. Entonces, fue en mi tercer intento que elegí Letras. Si tuve suerte o no, no lo sé. Pasé en dos ciudades diferentes y me vi en una situación difícil: Tendría que elegir entre las lenguas y los peces y entre mi familia y mi ciudad y una vida completamente diferente en un lugar más de mil kilómetros lejos de allí. Bueno, las lenguas y mi hogar vencieron. Al fin, fue un acierto mi elección.

Zambullí en un área nueva con muchos desafíos en el camino. Fueron varios años de mucha lectura, muchas investigaciones y mucha diversión. Sí, diversión. Reía mucho, todos los días. Tuve problemas como los tendría en cualquier curso o lugar, pero siempre con algo divertido por recordarse.

Años pasaban y seguía descubriendo cosas diferentes de aquellas que solía conocer. Aprendí a comprender mejor a las personas, visité muchos sitios distintos, estudié varias lenguas, tuve mis amores, un montón de todo. Seguí con mi carrera además de, a lo largo de los años, darme cuenta de que mi tiempo para el ocio estaba disminuyéndose. Logré conciliar las partes, no quería quedarme solo hasta el fin de mis días.

Después de algunos años buscando a alguien que me fuera especial, me casé con una mujer que lograba entender un poco de lo que pasaba en mi mente. Fue con ella con quien tuve mis hijos y pude construir la familia que tengo hoy.

Cincuenta y tres años pasaron y este hombre que camina por el pasillo se siente feliz pero aún con mucho por hacer, aprender y, porque no, amar. Quien me conoció en mi juventud sabe que he cambiado mucho. Saben que escribo los hechos, solamente los hechos...